¿Alguna vez se han preguntado cuanta
información inútil guardamos en nuestro cerebro?
Yo sí, y nunca dejo de
sorprenderme por la cantidad de cosas que puedo recordar que no tienen ninguna
relevancia y sin embargo están ahí. Como mi aerodinámica técnica para hacer
aviones de papel. La cual, lo recuerdo muy bien, aprendí en la secundaría con
mucha, mucha práctica (a mi favor puedo
decir que siempre estuve en búsqueda de una excelente funcionalidad y diseño). Y de un espíritu competitivo que aún
no defino si era, admirable o enfermizo, pero mis aviones siempre volaban más
lejos, más alto y con mayor estabilidad que los de “los niños” ¿Qué tal?
Recientemente tuve acceso a un muy
interesante material, en el que considero, encontré la respuesta a mi pregunta;
además de información muy útil que quiero compartir con ustedes, advierto, desde
mí muy particular interpretación personal.
Evidentemente tiene que ver con la
creación de conexiones neurales en las que nuestra mente clasifica, almacena y de
donde podremos recuperar la información “archivada”, para posteriormente utilizarla
tanto de manera consiente ó inconsciente, conforme lo dicten nuestras
experiencias de lo aprendido o vivido.
Este proceso de selección dependerá, de la maravillosa complejidad y perfección del
cerebro humano y de su sistema hormonal, que nutrirá la información a almacenar
mediante neurotransmisores, que construirán
“episodios emocionales” agradables ó desagradables.
Sí la emoción es negativa, es
altamente probable que nuestra experiencia nos haga, rechazar, bloquear o
evadir dicho episodio. Y viceversa, si la
emoción fue positiva, buscaremos “estimulaciones sensoriales” asociadas al
placer, el bienestar y la relajación, para recrearla. Es por ello que los neurotransmisores pueden influir en
nuestras reacciones, comportamientos, e inclusive en características de nuestra
propia personalidad.
Seguramente has escuchado hablar de algunas
de estas sustancias químicas vinculadas a un estado de felicidad:
- Endorfina: Más energía, afecto, mejor conexión con los interlocutores.
- Dopamina: Emociones positivas, sentimientos de placer. Actitudes audaces. Desempeña un extraordinario papel en el aprendizaje y la memoria.
- Serotonina: Sensación de bienestar y relajación. Contribuye a inhibir el mal humor y los síntomas de la depresión.
- Oxitocina: Estimulante, asociada a los placeres físicos y sexuales.
Cuando una información es neurotransmitida
con dopamina, se desencadenará en un pensamiento, una motivación o una acción prioritaria
en el cerebro.
Evitar un daño, lograr un objetivo,
obtener una recompensa, estar satisfecho por un resultado, sentirse eufóricos…
son algunos ejemplos de situaciones cargadas de dopamina.
¡¡¡ La
dopamina actúa como un neurotransmisor tan potente que las personas, objetos,
situaciones y lugares en que la activaron quedan firmemente fijados en la
memoria!!! No importa si la información es
relevante ó de nula aplicación práctica. Ahora sé porque no olvidaré esos
aviones que tanta diversión y satisfacción me dejaron y porque el cálculo
diferencial e integral es un nebuloso recuerdo que apenas y puedo mencionar.
Y lo más relevante a compartir es que
es que con determinados estímulos, PODEMOS GENERAR “EN NOSOTROS O EN OTROS” LA
PRODUCCIÓN DE ENDORFINAS A VOLUNTAD. Y cuando aumenta la producción de
endorfinas se estimula la producción de dopamina.
¿Cuáles son estos estímulos? Sonrisas,
demostraciones de afecto, la risa, la música, tener nuevas experiencias,
disfrutar de un pasatiempo, aprender algo nuevo, transformar las actividades
rutinarias, meditar. Cualquier estímulo que genere sensaciones de felicidad y
conexión con los demás estados de euforia, afectarán el funcionamiento
de las zonas del cerebro asociadas con la actividad intelectual y el
análisis de información.
Se dice que la dopamina afecta al
poder de la mente y del cuerpo. Si se encuentra en niveles normales (sin
excesos, ni deficiencias en su producción) nos sentiremos con mucha energía y
con los reflejos muy rápidos. Seremos personas activas; que saben lo que
quieren y cómo conseguirlo. Al contrario, cuando su liberación se dificulta,
las personas se sienten menos energéticas, menos poderosas y tendrán problemas
para pensar con claridad, pudiendo generar estrés, depresión y ansiedad,
por mencionar algunos desordenes.
En mi caso, les confieso, la elevada concentración de dopamina hace que
se agudicen todos mis sentidos, creándome múltiples distractores que me hacen
perder la concentración y el tiempo. Pero,
tengo más buenas noticias para todos…
El cerebro es un órgano maleable.
Desde que nacemos, el aprendizaje y la experiencia lo modifican continuamente
mediante un fenómeno llamado neuroplasticidad.
Néstor Braidot, autor de la información que estoy compartiendo con
ustedes, nos sugiere una fórmula para lograr una neuroplasticidad cerebral auto
dirigida. Si ya sabemos que factores determinan la fijación de recuerdos en
nuestra memoria, ¿Por qué no decidir? Que información es la que deseamos
almacenar y en que episodio emocional nos queremos conducir.
Y la fórmula es muy sencilla, lógica y
seguramente la has aplicado mil veces:
INSPIRACIÓN
= (FOCO ATENCIONAL) DENSIDAD DE ATENCIÓN
INSPIRACIÓN = Orientar las modificaciones
cerebrales a un objetivo.
FOCO ATENCIONAL = Concentrar nuestra atención
a cómo conseguir el objetivo, desde el consciente y el metaconsciente (Meditación,
sueño). Visualizar, crear decisiones creativas, descartar los distractores.
DENSIDAD DE ATENCIÓN = Será la
“cantidad de atención” invertida en una decisión o proyecto por unidad de
tiempo. A mayor concentración, mayor densidad de atención.
El éxito depende de aplicar densidad
atencional al objetivo. La felicidad depende de cuánto focalicemos en ella la
atención y de la dopamina que generemos ante el reto, la motivación, la
satisfacción del logro alcanzado.
El tema me pareció muy interesante y
sus utilidades prácticas mucho más: Resolver con mayor eficacia y creatividad
los problemas que se presentan. Percibir la realidad desde puntos de vista
diferentes o alternativos, lo cual agiliza los procesos de pensamiento y contribuye
al desarrollo de inteligencia. Planificar y proyectar con mayor grado de
organización. Tomar decisiones con mayor velocidad y certeza. Desarrollar
productos o servicios asociados a experiencias emocionales. Motivar a tus equipos de trabajo, alumnos, hijos y
procurarles ambientes que ayuden a su generación de endorfinas… por mencionar
algunas de sus aplicaciones.
Si deseas conocer más, puedes
dirigirte a www.braidot.com y no olvides
lo que científicamente acabamos de comprobar…
El optimismo es el hilo conductor hacia el éxito. (Alberto Ciurana)
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