En una ocasión, Buda estaba sentado bajo un árbol con sus discípulos. Se acercó un hombre y le escupió en la cara. Buda se limpió y le preguntó: “¿Qué más? ¿Qué más quieres decir? El hombre quedó desconcertado. Los discípulos se levantaron enfadados, pero Buda les detuvo y les dijo: “Quietos, éste hombre no me ha ofendido. No me conoce. Seguramente habrá oído que soy un ateo peligroso, un revolucionario y un corruptor. Ha oído eso y se ha hecho una idea. Ha escupido a su idea, no a mi. Me ha escupido porque quiere decir algo y las palabras no son suficientes para expresarlo. Es como cuando abrazas o cuando besas. Las palabras se quedan cortas. Por eso le pregunto: ¿Qué más me quieres decir?”
¿Esta historia te sonó familiar? Y tú ¿respondes o reaccionas? Responder es una conducta consciente, centrada en el presente, es comunicarse asertivamente. Reaccionar es inconsciente y se basa en ideas o patrones anteriores o expectativas futuras, en vez de en la situación real y actual.
Si “responder” forma parte de una comunicación asertiva, vale la pena recordar los principios de comunicación asertiva que habíamos comentado en el blog anterior:
- Estar abiertos a todas las opiniones y valorarlas igual que las propias.
- Respetarnos a nosotros mismos y a los demás.
- Exponer lo que deseamos con seguridad y confianza.
- Aceptar que la postura de los otros, no tiene por qué coincidir con la nuestra.
- Afrontar los conflictos de forma directa, abierta y honesta.
- Tratar a los demás, como me gustaría que me tratasen a mi.
Como podemos observar en los principios anteriores, tener una comunicación asertiva, está directamente ligada a los lazos de empatía que podamos establecer con nuestro interlocutor. Entendiendo como empatía “la habilidad para conscientemente reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás". La comunicación, como los seres humanos, está cargada de emociones. A veces estas emociones son las que nos pueden hacer reaccionar y obstaculizar la comunicación.
Les comparto una escala de emociones que Arturo Schoening propone en su “Taller de Negociaciones Basadas en la Compresión” la cual va desde las emociones más negativas, en donde la comunicación es nula, hasta las más positivas donde podremos llegar a los mejores acuerdos, negociaciones o entendimiento. Schoening nos advierte que 2 emociones distantes, no se comunican entre si. Por lo que a través de la empatía y la observación debemos descifrar lo que la actitud del otro nos está indicando, ya que la actitud (comunicación no verbal) muestra su verdadero estado de ánimo, aunque desee ocultarlo.
El trabajo de Schoening, nos señala que una vez determinado el estado emocional de la otra persona, podremos determinar las palabras y argumentos más adecuados para llevarlo a una emoción que sea más adecuada para establecer la comunicación. Sugiere que a partir de una emoción conservadora, existe la oportunidad para negociar.
“Las emociones bajas”, son emociones negativas e irracionales, por lo que es imposible comunicarse con alguien que se encuentre en una emoción baja. La persona que no nos mira de frente ya sea porque baje la mirada ó porque la desvíe, nos estará señalando que se encuentra en este estado emocional.
“Las emociones altas” son emociones positivas que facilitan la comunicación y por ende permiten negociar con el interlocutor. Podremos identificar un estado emocional alto, si nos miran de frente, con interés y amabilidad.
Me parece que a veces pensamos que el entusiasmado es contagioso y que cuando estamos en ese nivel de energía podremos compartir lo que sea con alguien más, una idea, un proyecto, vender un producto, hacer un excelente negocio, llegar a un acuerdo, etc. Pero seguramente te has topado con pared más de una vez, y ahora ya sabes que si esa persona no respondió, era porque seguramente se encontraba en un nivel bajo de emoción que no le permitió recibir tú mensaje.
Y ahora el gran secreto:
“Demostrar genuino interés en alguien, lo puede llevar a una emoción alta”
Interesarse significa, tratar a otro como si fuera la persona más importante: Prestarle toda la atención, escucharle atentamente, observarlo directamente, mostrarse amable y comprensivo.
Cuando intentes demostrar interés en alguien, no menosprecies “El poder de las preguntas”
PROVOCAN RESPUESTAS: Cuando escuchamos una pregunta, automáticamente nuestra mente se ocupa de identificar cómo o qué responder, por lo que mientras se sigan planteando estas, la comunicación se mantendrá y en su caso nos acercaremos más a una solución.
PERSUADEN: Evita las declaraciones categóricas que levantan barreras. Transmite tú idea a través de preguntas.
NOS HACEN PENSAR: Nos involucran, nos estimulan a ver en forma constructiva nuestros procesos de raciocinio; al recibir una pregunta debemos dar opciones o respuestas y esto nos lleva a analizar el tema una vez más.
DILUYEN CONFLICTOS: Las preguntas mantienen abiertas las líneas de comunicación. Es un medio de nivelar las diferencias.
ACLARAN MALENTENDIDOS: Las preguntas aclaran puntos de vista y posiciones.
La comunicación asertiva, es una habilidad que se puede adquirir a través de la práctica. Espero que juegues al Teléfono descompuesto, solo como diversión, con toda la alevosía de llegar a un mensaje gracioso. Pero que ahora que sabes que la comunicación está llena de emociones, Nunca, pero nunca, nunca juegues con las emociones de los demás.
Termino este blog, recordándote los 4 acuerdos de Miguel Ruíz, para que los tengas presente en tú vida y tus conversaciones…
"Sé impecable con tus palabras".
"No te tomes nada personalmente".
"No hagas suposiciones".
"Haz siempre lo máximo que puedas"
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