En entradas anteriores de este blog, te
he hablado de la Pasión, del Empoderamiento (como acción, no como corriente
administrativa), de Neurotransmisores como la Dopamina que en niveles normales de producción, nos inyecta
energía (o poder) para convertirnos en personas activas; que saben lo que
quieren y cómo conseguirlo.
Pues bien, me parece
que el común denominador en todos estos temas es la “Actitud”, y en este Blog
te compartiré unos ejercicios para modificar tú actitud… Y que el
mundo tiemble, porque cuando descubras tus capacidades no habrá nada que te
detenga.
Esto te sonará a
programación neurolingüística, a ley de la atracción, inclusive a lavado de
cerebros, lo cierto es que todas estas ideas comparten fundamentos de orden
científico y filosófico, que le dan sentido. Y yo te quiero compartir este
material, porque lo encuentro práctico, entendible y porque más que pertenecer
a una corriente ideológica, me parece que pertenece al “Sentido Común”
Regresando al tema de
la “Actitud”, en su definición más básica, es: “El comportamiento que emplea un
individuo para hacer las cosas, a partir de una predisposición aprendida” y John C.
Maxwell, lo complementa diciendo que: "La actitud es un sentimiento
interior expresado en la conducta".
Seguro conoces o has
visto a alguien que tiene “un
no sé qué, que, qué se yo”, esta es la “Actitud” a la que me refiero y
la que quiero para ti.
Paso 1. Conviértete en tú fan No.1
Empezaremos a modificar nuestra
actitud, eliminando todas esas “predisposiciones aprendidas” que me generen
sentimientos que no deseo expresar, por ejemplo: Te dijeron toda la vida
“gordito”, “tontito”, “flojito”… etc. No importa lo dulcemente que te lo digan,
lo importante es el mensaje y la actitud que te provoca, sobre todo si te lo
creíste y si ahora eres tú, el que te lo dice.
Si este es el mensaje que tienes
programado: ¿Cómo caminas? ¿En qué tono de voz te expresas? ¿Miras de frente?
¿Te paras derecho? Lo que piensas de ti se proyecta, no solo en lo que haces o
en cómo te ves, sino en cómo te sientes, se refleja en tú actitud.
La actitud puede atraer o repeler.
Así como la risa y los bostezos son contagiosos, también cuando alguien se
siente mal o está a punto de llorar, te puede contagiar sus sentimientos. Una
buena actitud atrae por admiración, no solo prefieres estar cerca de alguien
que se sienta bien, en el fondo te gustaría comportarte igual.
Entonces pongamos en marcha el primer
paso y conviértete en tú admirador No.1 ¿Cómo? Redescúbrete. En una hoja de papel escribe una lista de
TODAS las cosas que haces bien, todas las cosas que alguien te ha dicho
que les gusta de ti, tus valores positivos, las cosas bonitas que tienes
físicamente, todos tus logros (esta parte del ejercicio te ayudará inclusive a
hacer un mejor currículo). Poner en blanco y negro esta información, te
hará conectarte con cosas de ti que ya habías olvidado, o a las que no les
habías prestado mucha atención, con cosas que seguramente admiras en alguien
más y que ahora sabes que tú mismo las tienes.
Paso 2. Aprende a empoderarte
Una vez hecha tú lista, vas a
hacer un ejercicio todas las noches antes de dormir o cuantas veces sea
necesario hasta que tú mente se reprograme. Vas a leer lo que escribiste y vas a
recordar uno o varios de los mejores momentos de tú vida, momentos donde
conseguiste lo que querías, cuando te graduaste, cuando te dieron un premio, un
regalo, el mejor beso de tú vida, etc. y si crees que no tienes recuerdos así,
créalos, imagínate que consigues cuanto quieres para tu vida.
Tienes que ver la imagen, escuchar
las voces, los sonidos, etc. Como si estuvieras viendo una película, en la que
tú eres el protagonista (inclusive imagina como música de fondo aquellas canciones que te gustan y
te motivan) Esta película debe ser tan intensa, que te obligue a sonreír.
Cuando evocas estos recuerdos ¿qué
sensaciones físicas te provocan? Identifica esa sensación de poder, de euforia,
de felicidad y expándela a cada centímetro de tú piel y en ese momento de
climax de la sensación, vas a decir una frase o una palabra, que se convierta
en tu botón disparador para llegar a esta sensación lo más rápido posible, por
ejemplo decir la frase: “Soy una Diosa”.
¿Te imaginas todas las utilidades
que le puedes dar a este botón? Te puede ayudar a impactar, convencer,
persuadir, seducir, atraer. Serás tú,
solo que en la mejor versión de ti mismo.
Paso No. 3 Sí eres el protagonista
de tú película, actúa como tal.
¿Si fueras Angelina Jolie, o Brad
Pitt estarías sentado como lo estas ahorita? ¿Caminarías como caminas? ¿Te
dirigirías a la gente como lo haces? Tal vez no, ojalá que sí. Pues déjame
contarte que la mitad de lo que hace que estos artistas tengan tanto éxito es
su ACTITUD.
El ejercicio a realizar, es que
varias veces al día o todo el día, si quieres y puedes, te muevas (físicamente)
como la persona que más admires, amigos, familiares, estrellas de cine,
cantantes famosos, compórtate como la mujer u hombre que quisieras
ser. Eres el protagonista de tú película y tú papel es el de una persona
muy segura de sí misma, que logra todos sus objetivos, con la que todos quieren
estar.
¿Crees que no tienes la capacidad
de actuar? te recuerdo cuando… haz actuado “amable” con la gente que no
soportas, haz actuado “serio” con tus suegros o el jefe de tu trabajo y
hasta actúas "valiente" cuando la situación lo requiere.
Crea tú nuevo personaje sumando cosas que quisieras tener, más todas las buenas que ya tienes, y practica, practica, practica. Algo que inicia como imitación poco a poco, se volverá parte natural de tú forma de ser.
Crea tú nuevo personaje sumando cosas que quisieras tener, más todas las buenas que ya tienes, y practica, practica, practica. Algo que inicia como imitación poco a poco, se volverá parte natural de tú forma de ser.
Piénsalo.... ¿quieres ser el
espectador de la película.... o el protagonista?
Si supieran las cosas que leo…
esta información llegó a mí, a través de la página de internet de Leonel
Castellanos, autor del libro “El efecto Leopi, como conquistar la mente, el
corazón y el cuerpo de cualquier persona”, ¿Qué les contaré cuando lea “De
novato a Chingón, en 17 sencillas lecciones” de Enrique Gómez Gordillo?
Me
despido recordándote que:
“SI ALGO ES POSIBLE PARA ALGUIEN, ES POSIBLE PARA OTRO”
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