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Mostrando entradas de marzo, 2012

Jugando al Teléfono Descompuesto 2 / Tips para hacer un mejor juego

En una ocasión, Buda estaba sentado bajo un árbol con sus discípulos. Se acercó un hombre y le escupió en la cara. Buda se limpió y le preguntó: “¿Qué más? ¿Qué más quieres decir? El hombre quedó desconcertado. Los discípulos se levantaron enfadados, pero Buda les detuvo y les dijo: “Quietos, éste hombre no me ha ofendido. No me conoce. Seguramente habrá oído que soy un ateo peligroso, un revolucionario y un corruptor. Ha oído eso y se ha hecho una idea. Ha escupido a su idea, no a mi. Me ha escupido porque quiere decir algo y las palabras no son suficientes para expresarlo. Es como cuando abrazas o cuando besas. Las palabras se quedan cortas. Por eso le pregunto: ¿Qué más me quieres decir?”  ¿Esta historia te sonó familiar? Y tú ¿respondes o reaccionas? Responder es una conducta consciente, centrada en el presente, es comunicarse asertivamente. Reaccionar es inconsciente y se basa en ideas o patrones anteriores o expectativas futuras, en vez de en la situación real y actua

Jugando al Teléfono Descompuesto

¿Has jugado alguna vez teléfono descompuesto?   Te apuesto a que sí. Y claro que es divertidísimo observar como el mensaje original se va transformando conforme pasaba de una persona a otra, así como escuchar las nuevas versiones que se fueron inventando unos y otros, hasta que al final, quien da el último mensaje en voz alta y lo compara con el original, suelta una contagiosa carcajada que hace hasta llorar de la risa a algunos de los participantes. Cuando el objetivo final de esta dinámica es divertirse, el juego es buenísimo. Pero te has puesto a pensar que todos los días estamos inmersos en el mismo juego. Porque a pesar de que comunicarnos forma parte de nuestras necesidades y habilidades más básicas de compartir con otros seres humanos, se ha vuelto en algo tan automático, que pareciera que cualquiera lo puede hacer y sin embargo varios de nuestros mensajes se pierden en el camino, sin llegar a ser comprendidos. Imagina ahora, que no estás jugando y quieres transmitir un